
Por ello se dice de marear o aturdir a una persona con múltiples razonamientos sin sustancia, y conseguir que acepte mucho más tarde algún razonamiento vano que anteriormente había rechazado. O, simplemente, con la idea de posponer lo máximo posible la solución de algún asunto.
También se dice cuando alguien repite el mismo argumento una y otra vez con la pretensión, de que cansados por la insistencia, acabemos por darlo como bueno con tal de no oírlo.
También se dice entre los cazadores que marea la perdiz el mal tirador, que aburre o cansa al animal a fuerza de no acertarle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario